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Capitulo 21 Ronnie


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Bueno, ella admitía que no podía acostumbrarse a vivir de esta manera: descansar en el trampolín en la piscina del patio, una taza de té dulce con hielo al lado, una bandeja de frutas en la cabaña, que había sido servida por el chef, vajilla de plata real y un aderezo de menta de lujo.

Sin embargo, no podía imaginar lo que debía haber sido para Will crecer en un mundo como éste. Por otra parte, ya que él nunca había conocido algo diferente, probablemente nunca lo notó. Cuando tomaba el sol en el trampolín, percibió la mirada de él, de pie sobre el techo de la cabaña, preparándose para saltar. Se había subido como un gimnasta, e incluso desde la distancia, pudo ver flexionando los músculos en sus brazos y el estómago.
— Oye. — Gritó — Mírame hacer un flip.
— ¿Un flip? ¿Eso es todo? Te subes por todo el camino hasta allí y sólo vas a hacer un flip?
— ¿Qué hay de malo en hacer un flip? — Exigió.
— Sólo estoy diciendo que cualquiera puede hacer un flip. — Se mofó ella — Incluso yo he podido hacer un flip.
— Me gustaría ver eso. — Parecía escéptico.
— No quiero mojarme.
— ¡Pero te he invitado aquí a nadar!
— Así es como las chicas como yo nadan. Es también conocido como bronceado.
Se echó a reír.  
— En realidad, es probablemente una buena idea que estés tomando algo de sol. Supongo que el sol no brilla en Nueva York, ¿eh?
— ¿Estás diciendo que estoy pálida? — Ella frunció el ceño.
— No. — Dijo sacudiendo la cabeza — Esa no es la palabra que yo usaría. Creo que ‚palidísima‛ es un poco m{s preciso.
— Wow, qué encantador. Esto me hace preguntarme qué solía ver en ti.
— ¿Solías?
— Sí, y debo decir que, si sigues usando palabras como ‚palidísima‛ cuando se trata de describirme, yo no veo mucho futuro para nosotros, tampoco.
Él parecía evaluarla.
— ¿Y si hago dos flip? ¿Me perdonas?
— Sólo si terminas los flip con un salto perfecto. Pero si dos vueltas y una gran entrada torpe es todo lo que puedes hacer, voy a pretender estar sorprendida, siempre y cuando no me mojes.
Él levantó una ceja antes de retroceder algunos pasos y luego tomar un gran paso para lanzarse en el aire. Se puso con el abdomen muy apretado, giró dos veces y entró al agua con los brazos primero y el cuerpo recto, sin apenas un murmullo.
Ahora que ella lo pensaba, era impresionante, si no del todo sorprendente, dada la forma elegante en que se movía en la cancha de voleibol.
Cuando él apareció en el borde del trampolín, pedaleando en el agua, ella sabía que él estaba satisfecho consigo mismo.
— Eso estuvo bien. — Dijo.
— ¿Solo bien? — Preguntó él.
— Yo le daría un cuatro coma seis.
— ¿De cinco?  
— De diez. — Dijo ella.
— ¡Eso fue al menos un ocho!
— Por supuesto que crees eso. Es por eso que yo soy el juez. — Respondió ella.
— ¿Cómo debo apelar? — Dijo llegando a aferrarse a la orilla del trampolín.
— No puedes. Es oficial.
— ¿Qué pasa si no estoy contento?
— Entonces tal vez debieras pensarlo dos veces antes de usar la palabra ‚palidísima‛.
— Dijo ella.
Se echó a reír y comenzó a saltar. Ronnie agarró el trampolín.
— Hey... para... no hagas eso.... — Advirtió.
— ¿Quieres decir... esto? — Dijo él tirando hacia abajo aún más fuerte.
— ¡Te dije que no quería mojarme! — Gritó.
— ¡Y yo que quiero que vengas conmigo a nadar!
Sin previo aviso, la agarró del brazo y le dio un tirón. Chillando, ella se sumergió en el agua. Tan pronto como salió al aire, él trató de besarla, pero ella se alejó.
— ¡No! — Gritó, riendo, disfrutando de la vivacidad del agua y la sensación sedosa de su piel contra la suya — ¡No te perdono!
Mientras luchaba jugando con él, se dio cuenta de que Susan estaba observando desde la terraza. Por la expresión de su cara, ella definitivamente no estaba feliz.
Por la tarde, cuando se dirigían de vuelta a la playa para revisar el nido de tortugas, se detuvieron para comprar helados. Ronnie caminaba junto a Will, lamiendo su helado por el rápido derretimiento, pensando en lo increíble que era que se habían besado por primera vez ayer. Si la noche anterior había sido casi perfecta, el día de hoy había sido  
aún mejor. Le encantaba lo fácil con que pasaban de grave a alegre y que él fuera tan bueno burlándose de ella como también siendo objeto de burla.
Por supuesto, él la había tirado al interior de la piscina, razón por la cual necesitaba su oportunidad de venganza. No fue tan difícil, ya que él no sabía que venía, pero tan pronto como llevó el propio cucurucho de helado a sus labios, ella le dio un suave empujón, manchando con helado su cara. Riendo, ella saltó fuera en la vuelta de la esquina... directamente a los brazos de Marcus. Blaze estaba con él, al igual que Teddy y Lance.
— Bueno, ¿no es esta una agradable sorpresa? — Dijo Marcus arrastrando las palabras, endureciendo su agarre.
— ¡Suéltame! — Ella gritó, odiando el pánico repentino en su voz.
— Suéltala. — Will añadió a sus espaldas. Su voz era firme. Seria — Ahora.
Marcus parecía casi divertido.
— Debes mirar por dónde vas, Ronnie.
— ¡Ahora! — Will exigió enojado.
— Tómatelo con calma, Richie Rich*. Se estrelló contra mí, yo simplemente estaba deteniendo su caída. Y, por cierto, ¿cómo está Scott? ¿Ha estado jugando con cualquier botella de cohetes últimamente?
Para sorpresa de Ronnie, Will se congeló. Sonriendo, Marcus volvió su mirada hacia ella. Apretó sus brazos más fuerte antes de liberarla finalmente. Cuando Ronnie dio un paso hacia atrás, Blaze encendió una bola de fuego, con su indiferente expresión.
— Estoy contento de haber podido detener tu caída. — Dijo — No quedaría bien estar toda golpeada cuando vayas a los juzgados el martes, ¿verdad? No quieres que el juez piense que eres violenta, además de ser una ladrona.
Ronnie sólo podía mirarlo, sin palabras, hasta que Marcus se giró. A medida que se alejaban, vio a Blaze lanzarle la bola de fuego, que él atrapó con facilidad y se la arrojó de vuelta ella.
Sentada en la duna fuera de su casa, se quedó quieta mientras recordaba todo lo que había sucedido desde que llegó incluyendo los eventos en la tienda de música. Cuando terminó, se retorcía las manos juntas en el regazo.
— Y eso es todo. En cuanto a los hurtos en tiendas lo hice en Nueva York, ni siquiera sé por qué me llevé esas cosas. No era como si yo lo necesitara. Era algo que hacía porque mis amigos lo estaban haciendo. Cuando fui a los juzgados lo confesé todo porque sabía que estaba mal y que yo nunca iba a volver a hacerlo. Y el ‚solía hacerlo‛ no existe, no aquí. Pero a menos que se me retiraran los cargos o Blaze admitiera lo que hizo, no sólo me iba a meter en un gran problema aquí, sino que también iba a estar en problemas de vuelta a casa. Sé que suena loco, y estoy segura de que no me crees, pero te juro que no estoy mintiendo.
Will cubrió las manos entrelazadas de Ronnie con las suyas.
— Te creo. — Dijo — Y confía en mí, nada me sorprende sobre Marcus. Ha estado loco desde que era un niño. Mi hermana era compañera de él en una clase y ella me dijo que el maestro una vez encontró una rata muerta en su cajón. Todo el mundo sabía quién lo había hecho, incluso la directora, pero no pudieron demostrar nada, ¿sabes? Y sigue haciendo de las suyas habitualmente, pero ahora se ha hecho más creído, y con Lance a sus órdenes. He oído algunas cosas de miedo de él. Pero Galadriel... solía ser la mejor niña. La conozco desde que era una niña pequeña, y no sé lo que está pasando con ella últimamente. Sé que sus padres se divorciaron, y oí que ella lo pasó muy mal. No sé lo que ve en Marcus, sin embargo, o por qué está tan empeñada en arruinar tu vida. Me sentía mal por ella, pero lo que está haciéndote es incorrecto.
Ronnie de repente se sintió cansada.
— Tengo que ir a los juzgados la próxima semana.
— ¿Quieres que vaya?
— No. No quiero que me veas de pie ante el juez.
— No importa.
— Es que si tu madre se entera... Estoy bastante segura de que ella no me querrá.
— ¿Por qué dices eso?
Porque he visto la forma en que me miraba antes, podría haber dicho.  
— Es solo una sensación.
— Todo el mundo se siente incómodo cuando lo conocen por primera vez. — Aseguró.
— Como dije, una vez que te conoce se suelta.
Ronnie no estaba tan segura. Detrás de ella, el sol estaba cayendo y el cielo formaba sombras de color anaranjado.
— ¿Qué pasa con Scott y Marcus? — Preguntó.
Will se puso tenso.
— ¿Qué quieres decir?
— ¿Te acuerdas de esa noche en el festival? Después de hacer su show, Marcus parecía alterado por algo, así que traté de mantener las distancias con él. Era como si estuviera explorando a la multitud, y cuando vio a Scott, su rostro... se veía raro, como si hubiera encontrado lo que necesitaba. Lo siguiente que supe es que había hecho una bola con su bolsa de patatas fritas y se la arrojo a él.
— Yo estaba allí también, ¿recuerdas?
— ¿Pero recuerdas lo que dijo? Era extraño. Él preguntó si Scott le iba a disparar un cohete de botella a él. Y cuando antes dijo casi lo mismo que la otra vez, como que te congelaste.
Will apartó la mirada.
— No es nada. — Insistió apretando las manos — Y yo no habría permitido que algo te sucediera.
Se recostó apoyándose en los codos.
— ¿Puedo hacerte una pregunta? ¿De un tema totalmente diferente? — Preguntó él.
Ronnie levantó una ceja, no satisfecha por la respuesta, pero tomó la decisión de dejarlo ir.
— ¿Por qué hay un piano detrás de una pared de madera en tu casa? — Cuando pareció sorprendida, él se encogió de hombros — Se puede ver a través de la ventana y la pared de madera contrachapada no coincide exactamente con el resto del interior.  
Era el turno de Ronnie de apartar la mirada. Ella retiró las manos y las enterró en la arena.
— Le dije a mi padre que no quería ver nunca más el piano, así que puso delante la pared.
Will parpadeó.
— ¿Tanto odias el piano?
— Sí. — Respondió ella.
— ¿Debido a que tu padre fue tu maestro? — Ella lo miró con sorpresa cuando Will prosiguió — Solía enseñar en Juilliard, ¿verdad? Sólo tiene sentido que él te enseñara a tocar. Y yo estaría dispuesto a apostar que eras muy buena, aunque sólo sea porque tienes que amar algo antes de odiarlo.
Para un grasoso mono jugador de voleibol, él era bastante perceptivo. Ronnie hundió más los dedos en la arena, donde las capas se sentían frías y pesadas.
— Él me enseñó a tocar desde el momento en que fue capaz de caminar. He tocado durante horas, siete días a la semana, durante años. Incluso compusimos juntos. Es lo que hemos compartido, ¿sabes? Es algo sólo para nosotros dos y, cuando se mudó del apartamento... Me sentí como si hubiera traicionado no solo a la familia. Me sentí como si me hubiera traicionado a mí personalmente, y yo estaba tan enojada por todo eso que juré que nunca volvería a escribir otra canción de nuevo. Así que cuando llegué aquí y vi el piano y le oí tocar cada vez que lo tenía alrededor, no pude evitar la sensación de que estaba tratando de fingir que lo que había hecho no tenía importancia. Al igual que él pensó que podía volver a empezar. Pero no podemos. No se puede deshacer el pasado.
— Tú parecías amistosa con él la otra noche. — Observó Will.
Ronnie sacó lentamente sus manos de la arena.
— Sí, hemos estado llevándonos mejor en los últimos días. Pero eso no significa que yo quiera tocar de nuevo. — Dijo.
— No es de mi incumbencia, pero si tú eras tan buena, entonces solo te estás lastimando a ti misma. Es un regalo, ¿no? ¿Y quién sabe? Tal vez podrías ir a la Juilliard.  
— Sé que puedo. Todavía estoy inscrita. Han prometido que me van a dar una plaza si cambio de idea.
Ella sintió una oleada de irritación.
— Entonces, ¿por qué no vas?
— ¿Por qué te importa tanto? — Ella lo miró — ¿No soy quien pensaste que era? ¿Tengo un talento especial? ¿Eso me hace lo suficientemente buena para ti?
— No, en absoluto. — Dijo — Sigues siendo la persona que yo creía que eras. Desde el primer momento en que nos conocimos. Y no hay manera de que pudieras ser una mejor opción para mí.
Tan pronto como él lo había dicho, ella se sentía avergonzada de su estallido. Oyó la sinceridad en su tono y sabía lo que él había querido decir.
Se recordó que se habían conocido hace unos pocos días y, sin embargo..., era amable e inteligente y ella ya sabía que lo amaba. Como si sintiera sus pensamientos, él se sentó y se acurrucó más cerca. Se apoyó y la besó suavemente en los labios, y ella estaba segura de que de repente no quería nada más que pasar horas y horas envuelta en sus brazos, al igual que él. 

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